martes, mayo 27, 2008

Para Un Soldado De Nombre Fernando Ramirez, en Memorial Day, San Luis Arizona


From Arizona en “Voces del Sur” llega el sudor en canto de arados, la voz de mujeres y hombres de maíz, así la luz de las lechugas, son gentes que emergen del trigo.

Fernando con el cariño y respeto que tu recuerdo merece, un abrazo hasta la eternidad esa misma en que ahora vives, ahí a la diestra de el único que tiene la potencia en juzgar y castigar a cualesquiera de nosotros y nuestros hermanos-as.


PARA UN SOLDADO

Fue una luz,
Una si que vino del otro lado del mar.
Llego en una esquela como noticia.
Solo un nombre salió de las memorias:
Fernando Padilla Ramírez.

que camina con los vientos,
En cada calle,
En cada recodo que guarda un corazón,
Aquí en un San Luis Arizona,
palpito mismo en el suspiro de nuestra Chicana alma.
Un semblante parte de la raza,
Sabrás hermano que anoche soné tu nombre.
Te vi caminando en las estrellas,
esas que alumbran la oscuridad de los ingratos.

Te vi lo se:
Llevando contigo tu mochila.
Rifle
y obediencia.
Vi en ese sueno hermano tu alegría,
esa con que entregaste tu vida.
Iraq:
Allá en un suelo de extraños habitantes.
Vi en tus ojos al partir,
una mirada absuelta de culpa y vergüenza,
porque la balas de tu rifle,
no mataron el retoño de los niños.

No mataron la angustia del anciano,
que durmió su eterna siesta con la llegada de una bomba
un presente de la democracia.

Un regalo inesperado envuelto en una lágrima.
Tus balas Fernando:
no cegaron el camino de mujeres.
Hermano el destino es la moraleja,
quisieron que fueras hombre de guerra,
sin saber que México tu cuna,
es una patria que vive buscando ahí
la paz que alumbre el silencio de la ausente hermandad.

Sabrás Fernando,
mi mensaje va como un telegrama
hasta ese cuartel de neblinas en el cielo,
donde ahora prestas tus servicios de soldado,
cuidando la paz que se cultiva en las tierras de arriba.
Recibe mi orgullo de conocer tu nombre,
en este ramillete de letras
que desde un pueblo vecino al tuyo hoy envió,
cargado del encanto de campanas que viven en mi pueblo.

Somerton te canta con su rodilla al suelo,
un infinito que termina en la paz del descanso
y labra con tus recuerdos el amor ese que se cosecha,
en las tierras en que ahora duermes,
esas si:
propiedad del arquitecto del Universo.

Negor Len

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