From Arizona en “Voces del Sur” llega el sudor en canto de arados, la voz de mujeres y hombres de maíz, así la luz de las lechugas, son gentes que emergen del trigo.
No sé si era miedo o cansancio, pero después de haber despertado otro día mas, en aquella isla donde el mirar de montañas, el mirar del serpentear de ríos, llegaba al lugar de su final.
Que tan lejos esta vez me encuentro pregunte a la soledad? Punta Arenas Chile y Ushuaia Argentina, ahí se encontraba mi final. Le preguntaba a la soledad que en mi mente pintaba una distancia, algo asi como abrazada a la belleza de una maravilla, esta anclada aquí en los Archipiélagos del Sur de Chile.
La Isla Diego de Almagro, fue el lugar donde tuve que levantar anclas en mi destino a Puerto Natales, lo hice en un bote de pescadores, quienes en una sola voluntad me dieron el derecho de seguir mi viaje adelante. Fue entonces cuando la navegación empeso por el Archipiélago Reina Adelaida. La proa surcaba el mar en una sola dirección: Puerto Natales.
Empezaron a enseñarse aquel sin número de pequeñas islas, amputadas partes de la tierra, alguien dice que el amputador fueron las aguas congeladas que viajan con los vientos Australes, solemnes como la inmensidad de la Antártica Chilena. Cada isla que admiraba a mi izquierda, a mi derecha, encontraba las filas de pingüinos en traje de gala, semejando seres despidiendo mi paso por ese frente polar, lugar donde habitan las depresiones ciclónicas, ahí perduran las carreras de vientos largos en una carrera que no tiene limite de tiempo, ni el final de una meta. –
No te asustes Negor me hablo Miguel, hijo del Capitán del barco de nombre “Marta” estos vientos son la causa del abrazo de los océanos, Pacifico y Atlántico que alrededor de aquí se juntan en un encuentro, que según dice la historia, se alegran tanto que sus abrazos son muy fuertes y estos causan erutos de alegría, causante de inmensas olas y témpanos de hielo, vagando sin destino por el mar este, que para nosotros son nuestros campos de vida, de aquí recogemos el sustento que mantiene en vida el crecer de nuestras familias
Aquí conoci ese paisaje, que solo se encuentra dentro las piedras desnudas de montes vírgenes, de ignorar el arribo de mariposas al mundo de pétalos y pistilos; mas sí, en las olas vestidas de sedas blancas; el paisaje se aparece con solo telas fabricadas de burbujas, son el hilo que borda el congelado de las aguas; una maravilla que no aparece dentro las primeras siete del mundo, pienso que los jueces que nombraron esas primeras, nunca conocieron de la existencia de este parque de rocas y agua, glaciares que duermen en la cuna de los milenios. Es aquí: el lugar donde las estrellas se bañan en reflejos que levantan envidias en la luna, que al mirar los desnudos rayos pintando el silencio de una noche, una sonrisa se pierde como pintando en ella, la satisfacción de compartir la iluminación de estos rincones, donde hasta él mas macho se acobarda, al mirar que hay que navegar esas olas que cubren la esperanza de un mañana.
Cada Isla parecía haber sido tallada por el cincel de un ebanista, un ebanista que dejo el tiempo correr para dejar lo esculpido de un monumento que refleja peregrinos llegando de la Antártica. Beso de rocas que se elevan buscando el tibio de las estrellas. Viento que arrastraba el vaho que se desprendía de miles de ovejas, que pastoreando pintan la extensión del paisaje. Hielo, frió, claridad inmensa que ciegan las esperanzas, nomás e venido de paso a visitarte, tu solemne soledad me eriza los pelos. Agua, extensión de espejos derretidos.
Eran las 10-30 de la noche, y el día parecía estar al medio del mismo, una claridad increíble y es que en el verano oscurece como a la una de la mañana, pero tan solo por un par de horas ya que asi el resto de horas es de día. Primera vez que en la vagancia de mi vida, llegaría a un puerto en la madrugada alumbrado por la luz del día.
A eso de las 3 de la mañana llegaremos a Puerto Natales me hizo ver Martín, y de ahí que piensas hacer Negor pregunto. / Pues eso quería preguntarte, has ido tu alguna vez a Punta Arenas? / ¿Claro compadre me respondió, si ahí tengo a toda mi familia, lo que pasa que yo me case y mi ñora (esposa) es de Puerto Natales, razón porque vivo y trabajo allí?
¿Pues como te decía que camino me recomiendas para llegar a tu ciudad natal? / Pues veras Negor yo te recomiendo viajes en la parte de la Patagónia Argentina, ya que la frontera esta ahí al paso de Puerto Natales, te decía viajes hacia Rió de Gallegos y de allí te será más facial llegar al ultimo puerto Chileno, Punta Arenas en la Provincia de Magallanes.
Pues gracias Miguel, pienso que eso are, porque ya como quien dice estoy cerca de mi final, final si: de esa jornada que me puse en la mente, besar las aguas del mar, al final de mi continente Americano, volver mi cuerpo hacia atrás y en las carreteras de mi imaginación, recordar la larga ruta de años para llegar de Guatemala Centro América, a ese ultimo pedazo de barro, que congelado es un residente, de este encanto que mora en el paraiso de los sueños...
Sal Troccoli
No sé si era miedo o cansancio, pero después de haber despertado otro día mas, en aquella isla donde el mirar de montañas, el mirar del serpentear de ríos, llegaba al lugar de su final.
Que tan lejos esta vez me encuentro pregunte a la soledad? Punta Arenas Chile y Ushuaia Argentina, ahí se encontraba mi final. Le preguntaba a la soledad que en mi mente pintaba una distancia, algo asi como abrazada a la belleza de una maravilla, esta anclada aquí en los Archipiélagos del Sur de Chile.
La Isla Diego de Almagro, fue el lugar donde tuve que levantar anclas en mi destino a Puerto Natales, lo hice en un bote de pescadores, quienes en una sola voluntad me dieron el derecho de seguir mi viaje adelante. Fue entonces cuando la navegación empeso por el Archipiélago Reina Adelaida. La proa surcaba el mar en una sola dirección: Puerto Natales.
Empezaron a enseñarse aquel sin número de pequeñas islas, amputadas partes de la tierra, alguien dice que el amputador fueron las aguas congeladas que viajan con los vientos Australes, solemnes como la inmensidad de la Antártica Chilena. Cada isla que admiraba a mi izquierda, a mi derecha, encontraba las filas de pingüinos en traje de gala, semejando seres despidiendo mi paso por ese frente polar, lugar donde habitan las depresiones ciclónicas, ahí perduran las carreras de vientos largos en una carrera que no tiene limite de tiempo, ni el final de una meta. –
No te asustes Negor me hablo Miguel, hijo del Capitán del barco de nombre “Marta” estos vientos son la causa del abrazo de los océanos, Pacifico y Atlántico que alrededor de aquí se juntan en un encuentro, que según dice la historia, se alegran tanto que sus abrazos son muy fuertes y estos causan erutos de alegría, causante de inmensas olas y témpanos de hielo, vagando sin destino por el mar este, que para nosotros son nuestros campos de vida, de aquí recogemos el sustento que mantiene en vida el crecer de nuestras familias
Aquí conoci ese paisaje, que solo se encuentra dentro las piedras desnudas de montes vírgenes, de ignorar el arribo de mariposas al mundo de pétalos y pistilos; mas sí, en las olas vestidas de sedas blancas; el paisaje se aparece con solo telas fabricadas de burbujas, son el hilo que borda el congelado de las aguas; una maravilla que no aparece dentro las primeras siete del mundo, pienso que los jueces que nombraron esas primeras, nunca conocieron de la existencia de este parque de rocas y agua, glaciares que duermen en la cuna de los milenios. Es aquí: el lugar donde las estrellas se bañan en reflejos que levantan envidias en la luna, que al mirar los desnudos rayos pintando el silencio de una noche, una sonrisa se pierde como pintando en ella, la satisfacción de compartir la iluminación de estos rincones, donde hasta él mas macho se acobarda, al mirar que hay que navegar esas olas que cubren la esperanza de un mañana.
Cada Isla parecía haber sido tallada por el cincel de un ebanista, un ebanista que dejo el tiempo correr para dejar lo esculpido de un monumento que refleja peregrinos llegando de la Antártica. Beso de rocas que se elevan buscando el tibio de las estrellas. Viento que arrastraba el vaho que se desprendía de miles de ovejas, que pastoreando pintan la extensión del paisaje. Hielo, frió, claridad inmensa que ciegan las esperanzas, nomás e venido de paso a visitarte, tu solemne soledad me eriza los pelos. Agua, extensión de espejos derretidos.
Eran las 10-30 de la noche, y el día parecía estar al medio del mismo, una claridad increíble y es que en el verano oscurece como a la una de la mañana, pero tan solo por un par de horas ya que asi el resto de horas es de día. Primera vez que en la vagancia de mi vida, llegaría a un puerto en la madrugada alumbrado por la luz del día.
A eso de las 3 de la mañana llegaremos a Puerto Natales me hizo ver Martín, y de ahí que piensas hacer Negor pregunto. / Pues eso quería preguntarte, has ido tu alguna vez a Punta Arenas? / ¿Claro compadre me respondió, si ahí tengo a toda mi familia, lo que pasa que yo me case y mi ñora (esposa) es de Puerto Natales, razón porque vivo y trabajo allí?
¿Pues como te decía que camino me recomiendas para llegar a tu ciudad natal? / Pues veras Negor yo te recomiendo viajes en la parte de la Patagónia Argentina, ya que la frontera esta ahí al paso de Puerto Natales, te decía viajes hacia Rió de Gallegos y de allí te será más facial llegar al ultimo puerto Chileno, Punta Arenas en la Provincia de Magallanes.
Pues gracias Miguel, pienso que eso are, porque ya como quien dice estoy cerca de mi final, final si: de esa jornada que me puse en la mente, besar las aguas del mar, al final de mi continente Americano, volver mi cuerpo hacia atrás y en las carreteras de mi imaginación, recordar la larga ruta de años para llegar de Guatemala Centro América, a ese ultimo pedazo de barro, que congelado es un residente, de este encanto que mora en el paraiso de los sueños...
Sal Troccoli
3 comentarios:
hermoso relato compadre.
saludos de mas al norte.!
Buen dia Paisano lejano, un abrazo sin fronteras para vos, y me alegra que hayas caminado conmigo algo de mis recuerdos.
Hasta siempre y por la victoria que radica en el mundo de las esperanzas.
"El mundo es un libro y quienes no viajan sólo leen una página"
(San Agustín)
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