viernes, octubre 24, 2008

Emigre Por Los Caminos De La Vida. Parte 9


From Arizona en “Voces del Sur” llega el sudor en canto de arados, la voz de mujeres y hombres de maíz, así la luz de las lechugas, son gentes que emergen del trigo


Después de haber vivido con la buena gente de Cartagena: mis días pasaron al archivo de los inolvidables, me llene de un bello gusto saboreando los criollos platos de comida de Cartagena, cocinados con sabor y amor, me llene de las autóctonas costumbres de un pueblo que ya me estaba haciendo parte del, ya empezaba a sentir en mi la luz de esa idiosincrasia Caribeña Esta noche que mis pasados escribo, recuerdo aquellas veces en que salí al malecón y escuche el bolero en su ritmo tropical. Y mire bailar el bolero; y baile ese romántico ritmo, con mujeres que sus caderas menean ante mi hambre, como olas mismas del mar, sentí el vaivén de algunos pechos en mi bailar con algunas de esas hembras bellas con sabor a coco, así con ellas baile bajo aquellas luces de estrellas, que copulaban sus reflejos con las aguas del mulato mar Caribe.


La inmensidad oceánica era un deleite de placeres, mas yo era un participe de esos sueños hechos realidad es que poco a poco iba encontrando en mi camino. Esas noches en Cartagena sentí mis deseos de macho en viaje, trastornaron mis momentos al aprender el aprecio de mirar esas mujeres, sudando la belleza y entregando aquel telegrama invitando al deseo. Hay Colombia me dije con estas mujeres no creo siquiera llegar a Venezuela.

Ahora si me dije varias veces, ya me estoy sintiendo lejos de la tierra; me estoy sintiendo lejos de lo mío; me estoy sintiendo ya con la ausencia de mi madre, me estoy sintiendo dentro una nostalgia al no escuchar las voces de mi pueblo. La tristeza empieza a llenar mis vacíos de soledad, siendo que al tiempo mismo recojo recuerdos que siempre vivirán como una imagen en los senderos que se serán los que pinten la luz y el color de los encantos sembrados en los caminos.

Decidí emprender mi marcha, hacia la parte norte oeste de Colombia, colindando con el mar Caribe y ya no muy lejos de las tierras venezolanas, Barranquilla: otro puerto que lo tenía en los destinos por mí a llegar, lo tenía como una esperanza en la ruta por mi trazada.

Al ritmo del tiempo llegue al Puerto de Barranquilla, Capital del Departamento del Atlántico y a solo 15 millas de la desembocadura del Rió Magdalena.
Barranquilla era entonces uno de los más importantes puertos de Colombia y fue fundada por el 1,629 en ese entonces su populación llegaba a un numero 896, 649.

En esta ciudad tuve la buena suerte de empezar a dar a conocer mi poesía, todo empezo cuando una noche salí a vagar por el puerto, camine viendo el escape del petróleo a otras naciones del mundo. Camine viendo la larga exportación de algodón, cemento, cartón y muchas diferentes bellezas de textiles, así en el seguir de mí caminar, me llamo la atención una cantina de pueblo, típica de puerto, quizás con algo de melancolía, y con una vista que apuntaba hacia el mar.

Decidí tomarme unos aguardientes como le llaman por ahí; Tome asiento en una solitaria mesa, y empecé a ver la belleza que erradicaba de una mujer que serbia por dos o tres mesas en el mismo lugar. Llego a mí, regalándome una sonrisa y preguntándome en que le atiendo, le pedí lo quería tomar y empezaron a divagar mis pensamientos, posible en lo lejos de mi tierra o en aquella lejanía desconocida que había fijado en mi mente ir a conocer.

El caminar de esta mujer fue desnudando la melancolía del poeta, fue llenando mi apetito que temblaba como desheredado del relámpago de unos besos, y fue así que decidí escribirle unos versos.

Bien recuerdo que cuando vino a servirme de nuevo, le dije: oiga sabrá que su belleza me llevo a escribir esto para usted.

Mira nomás buen hombre me respondió, así que eres poeta y se puso a leerlos.
Que lindos están me dijo y no es mentira según parece por lo que dices, porque aquí en Barranquilla hay un hombre que la llaman el poeta, y él me escribe mucha poesía, es por él, que he aprendido a encontrar la belleza del canto de ustedes.

Tu no eres Colombiano me pregunto? Porque tu acento es bastante diferente: Ah, pero déjame que té presente con ese otro hombre que escribe como tú y se alegrara mucho de estar contigo. Procediendo a retirarse y como en un par de minutos se acerco con un hombre de raza negra, el hombre era el encargado de la biblioteca de ese barrio y su nombre era Cleofás Barrios, 32 años su edad bien recuerdo nos dimos la mano sentándose a mi mesa.

Trae otra ronda de aguardientes dijo Cleofás y empezamos a conversar lo bello y triste de la vida, leyó mis versos y me entrego unos del, leímos y empezó a escribir uno él, uno yo, la voz se corrió en la cantina de la plática de los dos poetas y algunos cuantos paisanos poco a poco se arrimaron a nosotros.

Esta noche: tendremos que hablarle a este vino embelesado por el amor, tendremos que dejar nuestro recuerdo en la huella eterna de nuestras copas, tendremos que preguntar a los ciegos que nos descifren el secreto de lo oscuro y así mañana llevarlos de madrugada a todas las esquinas del canto del mar, así dejaremos el origen constelado de las estrellas, en cada memoria de los que aqui ahora respiran.
Los paisanos no permitían que nuestras copas se vaciaran, hablaba Cleofás, hablaba yo; Parecía una partida de póker, pienso que quizás fue mi primer encuentro en un mundo de bohemios.

Mis palabras Negor serán un mantel, que dejare en la mesa de tu mente. Ahi se alimentaran nuestros recuerdos donde quiera que los lleves, te entrego la sonrisa de mi Colombia, para que donde quiera que tu errante y vagabunda vida te lleve, desaparezca lo que el hombre sufre, lo que muchos pueblos lamentan en los tiempos y vientos que acarrean los lamentos de la pobreza.

Ven Carmen María, dijo a la mesera: entrega un beso de tus labios a este hombre, para que cuando cruce los límites de nuestras fronteras tenga que acordarse del aroma de flor extendida que vive en tu boca y que vivirá como el amor de aquella vieja campana de nuestro Puerto de Barranquilla.

La noche siguió su rumbo, como escapándose por un largo túnel de esperanzas y nostalgias; Se apareció una pregunta venia de uno de los que escuchaban nuestra embriagada platica poética. Cuál es tu rumbo que piensas tomar mi buen amigo?

Pues voy hasta el final del sur de América le dije, no sé cuando llegue pero será algún día. Bien sé mi buen Cleofás que en esa larga huella que me toca que seguir, siempre encontrar el cariño que ya desde un principio en las tierras de este grande continente Sur Americano

Sabrás yo parto mañana para el Puerto de Guayaquil alla en el Ecuador y si gustas en el barco que trabajo te llevamos, le hablo al Capitán y no creo que exista ninguna clase de inconveniente. Me quede viendo y pensando; tienes tus documentos internacionales para poder viajar?

Claro que si le respondí todo está como los países que pienso visitar me lo exigen.
Entonces sabrás me dijo mañana de cinco a siete de la noche partiremos, el barco se llama don Lucho y está atracado en los muelles de la Bahía de Sabanilla.

Yo te llevo Poeta amigo me dijo Cleofás y que esta noche siga la fiesta para que sea como una alegría y no una despedida... Continuara.

0 comentarios: