sábado, julio 05, 2008

Ecuador En El Recuerdo De Mis Viajes


From Arizona en “Voces del Sur” llega el sudor en canto de arados, la voz de mujeres y hombres de maíz, así la luz de las lechugas, son gentes que emergen del trigo.

Son las distancias, aquellas que marcan lo lejano, posible el principio de una vida que empieza a marcar su camino, comienza a dejar la huella de lo que el calendario le entrega en esa sorpresa, la misma que se abre como una brecha ofreciéndose al futuro.

Es así que en el paso de los minutos, empiezo a recoger todos los recuerdos aquellos que como un rosario he guardado, en este mi secreto de los tiempos… Era un Jueves en un día de los de 1,961 cuando fui llegando, solo, apareciéndome como un de repente ante cuantos ojos que al instante volaron hacia mí, para así ver y encontrar una imagen de vagabundo, una que yo portaba y llegaba al parque, esa tarde que se iba, era una noche que empezaba a presentarse en la plaza; una llena de encantos, si… Aquella que apareció ante mí, como una ciudad de nombre Rio Bamba, en la provincia de Chimborazo, situada en las alturas de la cordillera de los Andes, allá en la república del Ecuador.

Serian casi las 8 de la noche y la banda marcial del cuartel y Zona militar, llenaba el ambiente de acordes musicales aplaudidos por el viento, sentía algo lucir como adornando el paso de los paseantes, que en vueltas y vueltas alegraban los encantos de esa plaza llena de flores, llena de colores. En ese recinto digamos vi como la luz se lleno de muñecas de carne florecientes de sonrisas, mariposas de vientos trasmisoras de miradas y sueños contentos. Perfumes deslizando sus olores, como jugando una magia. Recuerdo el haber visto luces habitando postes, el reflejo de lámparas enseñando las bellezas que con música caminaban y mientras que cientos de palomillas, (Mariposas de noche) en un solo torbellino no sé si de locura, o alegría, pero les vi, jugando ante el foco y destellando imágenes desplazándose por las sombras de la noche.

Recosté mi mochila en una de las bancas del parque y luego mis nalgas repose en el frio del cemento que la hacía de asiento; Yo vestía de pantalón de lona, (Levis) camisa de la misma tela, pero encima portaba un chaleco lleno de botones que descifraban y enseñaban alguna imagen de otros pueblos donde antes yo había estado. La curiosidad mata y no fue mucho tiempo en que ya se hiso ver la presencia de tres o cuatro buenos Ecuatorianos, que entablavan una amena conversación con mi persona, al repecto del itinerario de mis viajes y las experiencias recogidas en los caminos que ya que quedaron en el pasado. Esa platica recuerdo eran palabras que vi desfilar hasta que fueron tomando un matiz de caracter revolucionario, empezo a nacer el interes en ellos, por saber las inquietudes sociales que sucitan, existen digamos en otros hombres y mujeres del mundo. Lo que piensan otras gentes sobre las olas rebolucionarias isquierdistas, que en la actualidad navegan por todos los caminos y pueblos de la tierra, en especial aquellos con hambre como los nuestros en Latinoamérica me dijeron, algunos de los muchachos ahi presentes.

Yo les hice ver, que atravez de esa cresta de tierra y rocas, cobre y nieves, que marcha en nuestra America y que llamamos cordillera, me ha servido de huella para poder conocer los diferentes calores que arrullan los sueños de noche, con la oscuridad misma de los inviernos que atraviesan como flechas la pobreza de hogares de otros hermanos y hermanas , como así también conocer el latido de sus sentimientos, aquellos que se descuelgan en el repique de campanas que pernoctan su historia en las cúpulas de viejas iglesias, esas que según hombres y mujeres de fe, guardan el secreto de sus pecados y es el lugar donde se les extiende su carta de solvencia ante el Administrador del Cielo, quien le otorgara una visa permanente, en ese mundo del mas allá y que muchos llaman paraíso.

De ellos he aprendido mucho les dije. Ah ustedes perdonen pero sabrán que tengo que ir arreglar mi estadía y se me hace noche, ya que pienso estar de tres a cuatro días por acá. Muy bien guambra, (Muchacho) me respondió uno de ellos, yo te recojo mañana a las 11 de la mañana en este mismo lugar, como te parece? Así pues te invitamos a un platito bien rico con unos refrescos y una buena platica. No veo porque no les respondí y eso fue un trato, procediendo a despedirnos.

Eran casi las 9 de la noche cuando me presen ente ante la Comandancia de Policía de la Ciudad de Rio Bamba, en la Provincia de Chimborazo. Me presente ante el oficial de guardia, al cual le entregue la veracidad de mi identidad, con el pasaporte de caracter internacional, que me hacia representar por las muchas naciones del mundo, que por los destinos de mi camino yo había recorrido y pensaba recorrer. Al oficial ese, le enseñe un libro donde se reportaba la ayuda desinteresada por parte de muchas comisarias de policías, como cuerpos de Bomberos y cuarteles militares, que me habían extendido su mano con brindarme hospedaje en el recorrido de mi jornada hacia un lugar desconocido de países, que solo en mi imaginación de aventurero existía.

La bienvenida fue algo que agrado el cansancio de mi llegada, mas y mas preguntas al respecto a los diferentes tópicos encontrados en mi lejana trayectoria, como otras gentes pensaban, que comían, etc. Muchas preguntas bastante infantiles, pero cuando el interes existe todo tiene una adecuada respuesta. Ya merendaste me pregunto el sargento de turno? Pues la verdad sabrá que no, le respondí. Llévalo a la cocina, se dirigió a un policía; Falta poco para que la cierren, así que anda y diles que le sirvan algo de comer. Oh! Y al mismo tiempo llévale al dormitorio, así que deje su mochila y cosas, asunto que de inmediato hicimos. Después de haber dejado el dormitorio general de los agentes policiacos, con una capacidad como de 30 camas, limpio y todo bien acomodado, mi futuro hospedaje en los próximos 3 o cuatro días por Rio Bamba.

Total entramos a la cocina, siendo yo el punto de la Mirada de los 4 cocineros y como tres agentes que también estaban en la hora de la merienda. Buena noche a todos dije y buen provecho, gracias fue la unánime respuesta. Dice el sargento que le atiendan al señor este, sabrán es un trotamundos, recién va llegando, así que les dejo en vuestras manos, una sopita de papa no le caería mal dijo el agente que se iba retirando.

Pues Señores buenas noches de nuevo, un gusto estar por acá con ustedes, mi nombre es Sal Troccoli y gracias de antemano por el cariño que así como viene de ustedes, es el mismo que he recibido de casi todos los buenos Ecuatorianos que siempre he conocido en el camino.

Ambato la tierra de los tres Juanes es algo sin ofender a los presentes que se me grabo en el corazón. Una ciudad nacida del encanto que duerme en las neblinas de la cordillera, ese cariño que se reparte al extranjero por todos ustedes, siempre me lo han entregado, alguien interrumpió preguntando, bienes de muy lejos casi todos preguntaron? Claro de que si les respondí y esa lejanía mas se siente, cuando la vida te entrega como en un teatro al aire libre, donde uno ve la obra con sus verdaderos actores, ensenando los miles de atropellos que uno de humano tiene que sobrepasar, en lo largo de la ruta que se comparta con otras gentes que también son parte de esta sangre, de este lenguaje, en sí de esta vida.

Por otro lado existen millones de almas en nuestras patrias, muchas almas humildes que buscan la dicha de encontrar, el lugar donde su existir pueda empezar a ser buen hermano, es ahi: si ahi donde uno se da cuenta de que tan lejos a estado esa distancia en la ruta para llegar aqui señores. Oye Sal , pregunto uno de los cocineros que me serbia unos porotos encantados de aromas, así como una mi hirviente sopa de papa, cuanto más de camino te queda, ha sido muy lejos la distancia que te has fijado.

Al principio de mi camino y en lo que va hasta ahora, es llegar hasta tierra del fuego, sentarme a la orilla del Estrecho de Magallanes y mojar con el frio de la Antártica el cansancio de mis pies, tomar sus aguas y despertar mi cara, levantar la luz de mi mirada como un saludo al final de la tierra Americana. Un saludo al abrazo de los dos océanos y así también saludar con el recuerdo de otras manos, a los hombres y mujeres de Punta Arenas y Husuia dos ciudades que viven en la última orilla de nuestra America, allá en la distante y todavía lejana tierra del fuego. Así también si el cansancio en ese entonces no golpea mis ilusiones, viajare hacia donde la oportunidad me abra sus puertas.

La conversación fue llena de comida, bromas y muchas historias diferentes, hasta que uno de los cocineros se dieron cuenta lo que el reloj había caminado y nosotros pues no lo habíamos notado, agradecí la linda cena y la buena bienvenida, así también fui advertido que era invitado por el tiempo que me quedara a comer con ellos: desayuno, almuerzo y comida. Di las buenas noches, me retire a darme un buen baño y luego me entregue a los brazos de Morfeo, donde quede sin conocer los ecos de los sueños. Continuara…

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