miércoles, octubre 28, 2009

Historia de Quiero Saberlo y no puedo

From Arizona en “Voces del Sur” llega el sudor en canto de arados, la voz de mujeres y hombres de maíz, así la luz de las lechugas, son gentes que emergen del trigo.

Yo comprendo que muchos piensen hasta el fin, lo que es esta larga vereda con un autentico
enigma, algunos se preguntan, y murmuran: cual camino?

Será acaso ese que llega al final y termina la ruta del alma?

Otros cuando piensan parece que estuvieran muriendo poco a poco.


Les veo perdidos en las huellas del destino, todos viven y caminan como anhelando el algún día haber sido dueños de su propia vida, sin haber alquilado su existencia, a otro existente que también dice vive como humano.

Muchos se reclaman, el porque nunca en ellos nació la idea de como poder haberlo conseguido, eso que trata de una razón, la de existir y ser quien soy; Ah y quiero ser, el que sepa… Porque yo nunca fui parte de la tierra, y la tierra parte de mí.

Siempre recuerdo cuando de viaje fui. Solo, sé que tan lejos, muy lejos y al paso de los años regrese como miembro del club de los Desconcertados.

Comprendí el camino entre una y otra tierra.

Supe aprender lo desconocido de las distancias.

Ahora que escribo les cuento cuanto: si lo vi en aquel tiempo.

Bien que sé: cuantas cosas guarde en mi memoria de aquellos lugares que fueron como quien dice casi todos.

La envidia dentro hombres, y la clásica extraña discriminación en las mujeres.

Vi casi todos los días la mentira y traición, corrupción y crimen acomodados en grandes cestos les recuerdo, así como ofreciéndolo a los seres aquellos, que no conocen el origen ni la existencia del corazón, como único Cacique y gran señor que gobierna en el pueblo del amor.

Creo que escuche el rumor de los rencores, lo recuerdo si.

Muchas veces me he puesto a mirar, porque suspiran las estrellas y en ese momento mi mente se larga de viaje, por un hilo de colores.

Todos mis deseos e ilusiones toman alas, traspasan muros y montañas, se elevan hasta el cabello de las piedras, sobre nubes libres y alegres; siempre ellas son las que transportan las sombras de miles de ilusiones.

Un dilema nace, se aparece y es la razón de porque estoy escribiendo.

Porque quiero conocer y posiblemente saber una respuesta que emane de lo que ellos piensan cuando miran asía el fin...

Quiero saber lo se… Si, algo que viva eso imaginable que desconocemos en el final, posiblemente él palpito de su existencia, pero nos asusta solo con el repique de su nombre, muerte algo que espera sin que sepamos cuando es el día del hasta aquí llegue.

Parece que no, pero posiblemente así es; en esa soledad donde la muerte vive, a nadie se nos antoja partir, mejor recordemos él numero de repiques de campanas que nos espera en el ultimo adiós.

Me encanta recoger suspiros en el vivir de los minutos...

Cuando les veo a los ojos, nace una respuesta lenta, cansada, como derrotada ya sin ganas de hablar.

Escucho un eco, como que nació de la condolencia de un abrazo.

Escucho el camino de los lamentos y oigo el sermón que se desprende del viejo campanario de mi pueblo entonando canciones enlutadas.

Si tu supieras le dije un día a un amigo poeta en una romántica y bella ciudad de Chile llamada Temuco. Capital de la Provincia de Cautín, lugar donde aquel Neftalí Reyes alias el Poeta Pablo Neruda dejara su ombligo, le dejo dentro las multitudes que todavía lo suspiran y lo cantan en noches y horas de la vida.

Damián se llamaba mi camarada de letras, el que tenía que morir, pero entendía las asociaciones de largos minutos en que extendimos el sentido del nacer.

También fueron muchas frases, que en momentos les dejamos imprimadas con letras prestadas, las tomamos de ahí, una imprenta que vive alquilando un solo lugar en pueblo del alma.

Y así en pausas de palabras, se despedía de cada uno de sus compañeros de letras y revolución.

Fue ahí, donde comencé a conocer las despedidas que parten hacia el puerto del eterno.

Parecía el otoño de una lágrima, cuando tuvimos que decirnos adiós por el resto de la vida.

Damián, si supieras cuantas lagrimas veo que naufragan a la deriva de los llantos, las que se evaporan en nubes de tradición errante, viajeras incansables en sus turnos de bañar al mar, salpicando el sentido de las olas y el murmurar secretos a todos los ecos, que nacen de las brumas ancladas en mentes marineras.

Siempre sus tristezas se presentan como una multitud de lágrimas multiplicadas.

Como algo que quiere contar al respecto de cosas nuevas, y el secreto de los vinos, que se esconden naufragando en el fondo del embriago...

Alegres como un interminable caso, lo presentan en la suave compañía de una música escrita en los salones que rentan espacios en los vientos.

Oh pero y mi amigo me seguía viendo y yo sin tristezas ni penas le dije: Damián quiero preguntarte?

Pero ya era tarde.

Se me olvido pedirle una respuesta, la única que era una guía, esa misma que solo el sabia y que miraba en la partida.

Ya Damián había zarpado como un buque, en búsqueda de un nuevo horizonte. Damián estaba muerto.

Por el otro lado, veo que alguien me contesta con el alfabeto de las solfas, cantando alegrías, en nombre de otras gentes que caminaron por rutas ubicadas, en algún lugar de las cuatro esquinas cardinales.

Esas que nos indican los diversos rumbos y destinos de la vida. Aquí les pregunto por la tristeza y que pasa, todos me miran como tonto, porque esa señora o palabra, ellos no le conocen ni saben que les estoy hablando.

Recuerdo un día en Asunción escuche lo más bello de las cuerdas, fue un concierto de arpa, al aire libre y retozando con los tonos del folclor Guaraní, yo sentía los cantos de las selvas, los sentía como un vigor crecido en la tierra y cultivado por la vida.

Mi mente se evaporo en los recuerdos de guitarras, bongos, violines, maracas, tumbas, pequeños acordeones que llenaban los aires de ballenatos, como un saludo adornando el cariño que floréese en los caminos de Colombia.

Así también brincaron en mi mente las flautas nacidas en la Sierra Madre, chirimiíllas y Tum tum en las sierras de los Cuchumatanes y que no se diga el canto de lagrimas explotadas en la gran y bella Cordillera de los Andes.

Cuantos Mayas, Aztecas, Zutujiles, Pocoms, Pocompchis, Maya quiches, Toltecas, Incas, Araucanos, Mapuches, Anaís y cuantas razas autenticas se despliegan a través de nuestra larga América.

Fue así que encontré a través de esos acordes de arpa, encontré la luz que me entregaba el ritmo de las aguas en ese salto eterno de Iguazú, O la Garganta del Diablo, como le llaman las gentes del Brasil, yo recién llegaba a un pueblo del cual todavía no conocía sus tristezas, la música me tenia embriagado, como eterno sueño enamorado de la canción.

Yo andaba con Lautaro un Porteño de Buenos Aires, Compadrón como el solo, (fanfarrón) Che, vos sabes que el arpa es el instrumento de los Ángeles, y que no en muchas partes del mundo vos vas a poder escuchar esta clase de cantos que nacen en cuerdas residentes de vientos y selvas.

Si en caso no la sabias Negor: tenes que viajar hasta aquí en el Paraguay, para que podas vos escuchar lo criollo que nace y vive en su canción.

Lautaro era otro hombre feliz, que creo no había conocido a la tristeza muy cercana que digamos, porque su vida era como la mía llegar y partir, sin tiempo para conocer la etimología de la palabra responsabilidad y mucho menos trabajar

Me acerque a uno de los Arpistas, después de saludarle le dije: sabrá que me han dicho que esta arpa es el instrumento de los Ángeles.

Así es Señor me respondió.

Entonces me podrás contar de muchas cosas que pasan en el cielo con la gente buena que se mueren y se mueven de este mundo para allá.

Escucha me dijo, no sé... pero yo pienso que vos me queres agarrar, o pensas que tengo la cara de tarugo, (tonto) por el alma de mi madre, como jodidos voy saber yo, como viven los angeles, yo solo soy un joven filarmónico que me gano la vida tocando música que agrade a la gente.

Pero si vos queres yo te llevo a la casa del ñato, (cementerio) y allí podrás encontrar miles de muerto y a ellos les preguntas lo que vos buscas.

Ahí hay futbolistas, carpinteros, periodistas, plomeros, poetas, doctores e ingenieros y músicos de todas clases, valla eso que no se diga! Alguien te contara de como es lo que vos queres saber, y si la respuesta no la encontras será porque vos estas loco.

Ahora séntate sabes, que tengo que seguir tocando mi música, ya que con eso me gano la vida.

Que el cielo me perdone, pero que piensa este guacho (huérfano) que soy yo... Un tarugo o péndejo posiblemente.

Regrese a seguir escuchando el canto Guaraní a través del arpa y un poco afligido del corazón, pues ya camino más del medio siglo de latidos y no logro conocer ni siquiera las puertas del indescifrable paraíso.

Anhelo saber las incógnitas que se sostienen como columnas de mezcladas ideas de ese mundo y lejano o cercano paraíso, posiblemente no se como sentir la sensación de la nada.

Un rió que se va navegando tierra abajo, alguien me soplo al oído ahí es el rumbo de tus suspiros en un camino a las despedidas.

Supe que en las universidades no enseñan esa clase de materias, solo algunas que en algo parece que conciernen, ya que juntas viven en hogar y los caminos de la fe.

Alguien me dijo: sabes que tengo ganas de oír los goznes y cerraduras en los momentos que se abren las puertas de use nuevo hogar para el cansancio del alma? Son tantas cosas que pienso cuando cierro mis ojos a dormir y los pongo a pensar de esa enigma en la idea del como será?

En la oscuridad que alcanzo a ver, en el cierre de mis párpados, solo encuentro frustraciones, incógnitas e ideas indescífrales porque la oscuridad cubre la extensión de mi mirada, y no puedo ver, solo recojo una pequeña luz como titilando el imaginar de que mejor tendré que esperar, si...

Y vos también, sabiendo que no nos queda otra cosa, yo les invito que juntos caminando, no busquemos prisas... Porque aunque vos y yo no queramos, viajaremos en ese tren, que nos lleva a un pueblo con el nombre de su estación, "Aquí la llegada a la única ciudad, que vive y existe en el final.”

Sal Troccoli


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